Entiendo a la pintura como una forma de pensamiento y como una práctica experimental. Como tal, me resulta indivisible de un concepto o una idea, cosa o material. En su nivel más elemental concibo el acto de pintar como el simple hecho de colocar pintura en una superficie con la mínima interferencia posible.
Cito a John Dewey: “uno aprende no sólo haciendo cosas, sino teniendo también la idea de lo que uno hace, teniendo desde el principio alguna concepción intelectual que entre en su práctica y la enriquezca; mientras toda idea encuentra, directa o indirectamente, alguna aplicación en la experiencia y algún efecto sobre la vida.”
Pintar es algo así como un perpetuo experimento y cada pintura es un posible resultado de un ejercicio. Las ideas son hipótesis a ser probadas y revisadas respecto a las consecuencias que en el ejercicio pictórico han producido. Una pintura “es” lo que “hace”.
Cito a Robert Ryman: “Creo que eso es lo que los pintores hacen. Tratan de resolver problemas – problemas estéticos relacionados con la pintura. No puedes trabajar en todo, entonces tomas lo que más te interesa y lo exploras, y encuentras qué soluciones son posibles, qué puede pasar con esto y hacia dónde te llevará, y una solución disparará un nuevo problema que te permitirá ver algo que antes no eras capaz de ver, porque no lo conocías.”
Qué pintura y qué superficie dependerá de la serie que esté investigando. Para esta muestra se trata de la interacción de planos acuosos de color y su tiempo de secado. Materiales: entonadores, agua, esmalte, aguarrás y barniz. Soporte: lienzo Cohen 249.
Las pinturas tratan sobre la naturaleza de la pintura, ella es forma y contenido, no tiene significado más allá de sí misma, su soporte y el proceso de la aplicación.
La pintura trata sobre hacer, no sobre representar. Cada pintura funciona como un documento del proceso de trabajo. Y para cerrar, cito a Ryman una vez más: “Nunca es una cuestión sobre qué pintar sino sobre cómo pintar.” Martin Pelenur, noviembre 2010
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CAPAS
Entiendo a la pintura como una forma de pensamiento y como una práctica experimental. Como tal, me resulta indivisible de un concepto o una idea, cosa o material.
En su nivel más elemental concibo el acto de pintar como el simple hecho de colocar pintura en una superficie con la mínima interferencia posible.
Cito a John Dewey: “uno aprende no sólo haciendo cosas, sino teniendo también la idea de lo que uno hace, teniendo desde el principio alguna concepción intelectual que entre en su práctica y la enriquezca; mientras toda idea encuentra, directa o indirectamente, alguna aplicación en la experiencia y algún efecto sobre la vida.”
Pintar es algo así como un perpetuo experimento y cada pintura es un posible resultado de un ejercicio. Las ideas son hipótesis a ser probadas y revisadas respecto a las consecuencias que en el ejercicio pictórico han producido.
Una pintura “es” lo que “hace”.
Cito a Robert Ryman: “Creo que eso es lo que los pintores hacen. Tratan de resolver problemas – problemas estéticos relacionados con la pintura. No puedes trabajar en todo, entonces tomas lo que más te interesa y lo exploras, y encuentras qué soluciones son posibles, qué puede pasar con esto y hacia dónde te llevará, y una solución disparará un nuevo problema que te permitirá ver algo que antes no eras capaz de ver, porque no lo conocías.”
Qué pintura y qué superficie dependerá de la serie que esté investigando. Para esta muestra se trata de la interacción de planos acuosos de color y su tiempo de secado.
Materiales: entonadores, agua, esmalte, aguarrás y barniz.
Soporte: lienzo Cohen 249.
Las pinturas tratan sobre la naturaleza de la pintura, ella es forma y contenido, no tiene significado más allá de sí misma, su soporte y el proceso de la aplicación.
La pintura trata sobre hacer, no sobre representar.
Cada pintura funciona como un documento del proceso de trabajo.
Y para cerrar, cito a Ryman una vez más: “Nunca es una cuestión sobre qué pintar sino sobre cómo pintar.”
Martin Pelenur, noviembre 2010
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